jueves, 15 de julio de 2010

Macetero de macramé

Hace años, tiempos de hielo y tiempos de buenas cosechas han pasado desde entonces, cuando en casa no había ni ordenador (bendito 386 de IBM), después de largas horas de tortura mental, mis progenitores creyeron no equivocadamente que sería de mi agrado apuntarme a clases de "cerámica". Y ahí iba, gregariamente a aprender, aunque la realidad es que aprendizaje había poco o nada. Sin desmerito, el profesor era un viejete cascarrabias que poco o nada le importaba nuestro aprendizaje, nos dejaba semana tras semana con una bola de arcilla para hacer ceniceros, manzanas, candelabros y chorradas del mismo nivel.

El caso y dejando sin zanjar el tema de la arcilla, es que un año, el viejo ese desapareció (muerto no estaba, pero parece que la asamblea de progenitores masquemeantes, decidió que no era lo que buscaban y contrataron a otra persona). Esa persona, con espíritu educativo nos enseñó algo de papiroflexia y macramé. ¿Y espíritu educativo que es, señor profesor? "espíritu educativo" quiere decir aburrido, querido niño, aburrido quiere decir.

Han pasado los años y de cerámica no tengo ni puta idea, a pesar de los innumerables años "aprendiendo", sin embargo de papiroflexia y macramé se un rato. Hay que admitir que no son artes muy complicadas, pero tal vez en eso recae su belleza, su sencillez.


Aquí un par de bocetos de lo que pueden ser maceteros colgantes

Macetero y bandeja inferior 

La anónima maestra, que en un solo año me enseñó y picó para aprender más de estas dos bellas artes, fue despedida ese mismo año por salir  del centro a celebrar la merendola de fin de curso, con una panda de niños, a un conocido bar porrero de Iruña.


Otro modelo de macramé