domingo, 13 de noviembre de 2011

Ilarracas por castigo

En un anómalo año de altas temperaturas y escasas lluvias (acostumbraos que esto ya es norma), los hongos han sido esquivos ¿lo serían también las setas? Afortunadamente todo lo bueno se acaba y llegaron los frentes borrascosos atlánticos. Esto trae agua sin drásticas caídas de temperatura, por lo que en este entorno de humedad y calor la podredumbre se adueña del suelo saturado de material orgánico en todos los bosques.


Luminoso día, ¿20ºC en pleno noviembre? algo pasa

La ilarraca se reconoce por tener cutícula grisácea oscureciéndose en el centro, que puede llegar a tomar tonos pardos también en la zona central. Láminas decurrentes.  Carne recia. Pie grueso esponjoso en el centro, llegando a aparecer hueco en ejemplares adultos. Por último, aparecen en grupos circulares o de media luna.


Además de mucho, la seta estaba seca y de carne recia

Cesta a mitad de proceso

Tras lavar y limpiar tres sartenadas

Casi siete kilos de ilarracas, pesadas ya cocinadas

¿Y ahora qué hago con tanta seta? No me voy a comer todo eso, ¿se me va a perder? No!!!, congela en raciones.


2 comentarios:

Maite dijo...

¡Qué hermosura!
Una buena idea la de congelar en porciones pequeñitas.

Unknown dijo...

Al final todas los cubos de setas en herméticos, que aunque se toquen y se peguen son fáciles de despegar.