En un anómalo año de altas temperaturas y escasas lluvias (acostumbraos que esto ya es norma), los hongos han sido esquivos ¿lo serían también las setas? Afortunadamente todo lo bueno se acaba y llegaron los frentes borrascosos atlánticos. Esto trae agua sin drásticas caídas de temperatura, por lo que en este entorno de humedad y calor la podredumbre se adueña del suelo saturado de material orgánico en todos los bosques.
Luminoso día, ¿20ºC en pleno noviembre? algo pasa |
La ilarraca se reconoce por tener cutícula grisácea oscureciéndose en el centro, que puede llegar a tomar tonos pardos también en la zona central. Láminas decurrentes. Carne recia. Pie grueso esponjoso en el centro, llegando a aparecer hueco en ejemplares adultos. Por último, aparecen en grupos circulares o de media luna.
Además de mucho, la seta estaba seca y de carne recia |
Cesta a mitad de proceso |
Tras lavar y limpiar tres sartenadas
Casi siete kilos de ilarracas, pesadas ya cocinadas |
¿Y ahora qué hago con tanta seta? No me voy a comer todo eso, ¿se me va a perder? No!!!, congela en raciones.
2 comentarios:
¡Qué hermosura!
Una buena idea la de congelar en porciones pequeñitas.
Al final todas los cubos de setas en herméticos, que aunque se toquen y se peguen son fáciles de despegar.
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